No contaré mas más de lo mismo en cuanto a lo que a Dani y Fer -los Comando G- se refiere, pues que de sobras se habla y escribe de ellos. Han creado un proyecto *chulísimo* capaz de ser contado a través de las famosas 3G; Garnacha, Gredos y Granito.

La admiración de Bodegas Frontonio a los Comando es muy especial. De sobras han demostrado que se puede perseguir un sueño, que no todo el futuro es industrial (con mi repeto para ello) y que revitalizar una zona vitícola con esfuerzo, creatividad y tiempo es posible.

Y es que no podemos olvidar que Gredos es una de esas zonas consideradas “desconocidas”, donde las uvas eran baratas, los viñedos viejos se abandonaban y la cultura del vino se perdía. Zonas como las nuestras, donde día a día hay que trabajar para evitar que se pierda el origen. Para muchos de nosotros son pura inspiración.

Este año por fin pudimos visitarlos y me gustaría poder explicar a continuación algunas mis impresiones.

Llegamos una tarde noche con intención de cenar y abrir botellas. Un bonito recibimiento; yo estaba excitado y nervioso. Fue una auténtica maravilla ver cómo habían preparado todo para disfrutar. Y es que el vino (que tantas horas cuesta cultivarlo y hacerlo) tiene algo especial; las personas.

Me encanta conocer a gente opuesta a mí; ellos son pausados y reflexivos. Llamaron a algunos colegas de otras bodegas, a parte de su propio equipo y disfrutamos de una barbacoa que preparó Dani y, también de muy buen pan de tomate, ajo negro y orégano hecho por el propio Fer (me encanta la gente que tiene gusto para la cocina).

Bebimos estupendas garnachas de diferentes partes del mundo y algunas otras botellas (de ésas que nos gustan). Una noche larga que no impidió al día siguiente un buen madrugón.

Todo el día siguiente estuvimos viendo viñas. En mi modesta opinión, su trabajo es excelente. Trabajan cada viña con un objetivo claro, con inteligencia y con esmero. Eso es lo que sin duda me fascinó; el empeño de estos chicos por cultivar las uvas que necesitan para hacer el vino que les gusta hacer. Una frase que puede sonar simple, pero cuyo significado es dramáticamente complejo.

El vino en España -y en muchas partes del mundo- ha tenido unos años de estandarización donde todo parecía que había que hacerlo del mismo modo, resultando así complicado romper con esa manera de hacer y buscar tu propio camino. Romper dogmas y trabajar más y mejor son parte de los ingredientes de la excelencia.

Conocimiento profundo de sus suelos y sus limitaciones, observación extrema de cada añada, poda con inteligencia, conducción de la vegetación con una visión clara, despunte en el momento preciso, deshoje las ocasiones necesarias y vendimia varias veces hasta conseguir la fruta soñada.

Un equipo de personas orientado a cultivar. Para Mario y para mí fue un baño de humildad (aprender y comprender, dos de nuestros pilares más importantes).

Recuerdo el viaje de vuelta con Mario en el coche rumbo a Alpartir (no al norte) sintiéndonos afortunados por lo vivido y por lo compartido. Sintiéndonos también sorprendidos ya que todos habíamos olvidado una cosa: catar sus vinos en bodega. Creo que fue una cuestión de foco, el que nosotros tenemos y el que sin duda ellos tienen, la pasión por la viña.

En mis numerosas visitas a bodegas, pocas veces he visto un proyecto donde todo encaja; donde cada elemento/acción está pensada. Sin duda me siento agradecido por la manera de compartir y de ayudar que tienen Dani y Fer. Me siento honrado de que abrieran su casa para nosotros, sin cláusulas. GRACIAS.

Éstas son algunas de las razones por la que hemos elegido uno de sus vinos para la próxima caja del Club. Hemos seleccionado La Bruja de Rozas 2018. Un vino de pueblo del valle del Tietar en la Sierra de Gredos. Viñas viejas de Garnacha cultivadas sobre Granito. Viticultura ecológica, elaboración tradicional con levaduras autóctonas y crianza en madera neutra, son los ingredientes de este vino sencillo pero complejo al mismo tiempo (sencillo como concepto pero complejo en matices). Porque no hay que confundir ligereza con finura, o poca extracción con simpleza. La 2018 es una de esas añadas difíciles de olvidar por su belleza; muchos productores jóvenes hemos visto cómo potencialmente podríamos hablar de la mejor de la década.

A continuación os dejo un enlace para conocer más de nuestro club, donde podreis ver que ventajas tiene formar parte de él, podreis ver los vinos seleccionados para la próxima caja «Latente».

 

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