Sara y René son una pareja de vino; dos personas diferentes que sin duda no dejan indiferentes. Recuerdo conocer en primer lugar a René en Nueva York. Yo pensaba que iba a ser un tipo Rock Star y sin embargo descubrí un hombre humilde, abierto y con brillo en los ojos. Enseguida conectamos hablando, como no, de garnachas y macabeos, y aunque os sorprenda, la conversación se focalizó en la uva blanca, la gran blanca. Fue una chulada compartir mesa con él y aprender con cada comentario que hacía. Recuerdo que me dijo que me iría a visitar y así lo hizo; ¡qué día más bueno!
A Sara la conocí en Lavinia, en un evento en que colaboraban con Amaya Cervera y nos invitaron a unas cuantas bodegas.
Otra persona de ojos brillantes y curiosidad. En este caso, no olvidaré cuando la mismísima “Sara Pérez” me preguntó si podía probar Frontonio. Sin duda me puse nervioso, pues para mí es muy importante que los bodegueros que admiras valoren tu trabajo.
Cada uno de ellos continúa por separado su proyecto familiar Mogador y Martinet, y juntos viven, cultivan y elaboran Venus en Montsant. Sin duda la viticultura y elaboración, para ellos, son una forma de vida. Recuerdo hace 4-5 años comprar una botella de un rosado llamado La Solució Rosa y quedarme fascinado. Era fresco, complejo, sápido y calmado.
Hace unas semanas subí a Falset a conocer sus proyectos (tengo pendiente aún Martinet). Estuve visitando primero Mogador (increíble) y luego fuimos a Venus. Allí probamos un montón de elaboraciones, algunas de ellas de proyectos locos que aún no tienen un nombre claro.
Cómo me gusta el bonito caos de la creatividad. De repente, había un Foudre súper viejo y René me dio a probar la futura añada de La Solució Rosa. Si lo que había probado hace años me encantó, esto me pareció pura magia. Terciopelo, sapidez y elegancia. Así que sin dudarlo, les pregunté si podían prepararnos un pequeño lote para compartir con vosotros. La respuesta ya podéis imaginarla.
La delicadeza de un rosado pensado, hedonista y longevo.
Es un rosado ensamblaje de garnacha tinta, cariñena, ull de llebre (tempranillo) con las uvas blancas macabeu, garnacha blanca y garnacha gris. En general los rosados se elaboran para consumo temprano, pero hay maravillosas excepciones de guarda como Tondonia o Pícaro en España, o numerosos ejemplos franceses como los de Tavel, Bandol o los famosos rosados Provenzales. Sin duda éste pensado vino, entra en la liga de los rosados con capacidad de envejecer.
Éste es su maravilloso compromiso:
Ya hace unos años que con René decidimos pasar por este mundo intentando dejar una huella emocional, no material. En este sentido nos hemos planteado qué era realmente necesario utilizar, qué era prescindible y qué materiales eran los que tenían un gasto energético más bajo, durante su proceso de vida.
Es una búsqueda constante de la trazabilidad de todo lo que compramos y un replanteamiento diario de la necesidad de su uso.
La estela de residuos y la carga energética asociada a una botella de vino puede ser muy grande o muy pequeña dependiendo de cómo se trabaja, y va desde el inicio de la plantación hasta el medio de transporte utilizado para distribuir la botella al cliente.
En general, hemos analizado las entradas y salidas de nuestro sistema agrario y de transformación, y nos hemos dado cuenta de que si reciclamos las salidas y las transformamos en entradas, cerramos nuestro ciclo y ayudamos a cerrar ciclos de otros sistemas ganaderos vecinos, creando una estructura de red económico-social estable.
¿Qué hemos cambiado a lo largo de estos años para hacer sostenible nuestro proyecto? La viña, la bodega y la logística.
Éste vino de Sara y René apareció en la última caja de The Garage Wine Club.
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